The Strain (T1)

Hacía tiempo que no realizábamos una incursión en los pantanosos terrenos de la fantasía y siempre es un placer volver a ella por las posibilidades escapistas que acarrea y por el mero disfrute sin aparentes pretensiones. Además, la titularidad de Guillermo del Toro como creador era más que suficiente motivo para otorgarle una oportunidad a The Strain. El reputado cineasta propone aquí su particular revisión del género vampírico, resistiéndose a aceptar su extinción tras algunos recientes intentos de la industria de Hollywood por destrozar (reinventar dirían ellos) el mito. En este caso, los chupasangres conservan algunas de sus características tradicionales, como son la susceptibilidad a la plata o a la luz, la muerte por decapitación (no así con el uso de la estaca) o el liderazgo de un maestro ancestral con poderes extrasensoriales que controla a sus vasallos como si de marionetas se tratara.

Pero en la versión vigente, tales atributos hallan una explicación médica en el parásito que propaga el contagio masivo, infesta los organismos y los hace mutar hasta convertirlos en sedientos seres desprovistos de toda voluntad, más afines a los muertos vivientes que a los vampiros. En este sentido, las encrucijadas en las que se ven inmersos los protagonistas y en las que deben echar mano de aquello que esté a su alcance con tal de defenderse son de lo mejorcito de la serie. No obstante, a sabiendas de que no les conviene mostrar todas sus cartas en la primera mano, el guión no nos depara muchos momentos de esta índole. Si el diseño de las bestias es bellísimo en su monstruosidad, no es así en cuanto a unos personajes planos y desdibujados, siendo el caso de las féminas el más decepcionante. El cariz científico de la plaga justifica la irrupción en escena del doctor Goodweather y la doctora Martínez, miembros del Centro de Control de Enfermedades y anodinos donde los haya. Aunque a decir verdad, el único prototipo que continúa funcionando es el del tipo duro, representado aquí por el anciano y experimentado cazavampiros Setrakian pero también por los jóvenes y fornidos Fet y Gus.

Somos conscientes en todo momento de estar siguiendo las trayectorias personales de una serie de individuos, sin vinculación alguna entre ellos, con el propósito final de que terminen formando parte de un mismo grupo constituido en base a la aniquilación vampírica. Aún así, ansiamos y esperamos el instante en que sus caminos se crucen con todas nuestras fuerzas. En los dos últimos episodios, cuando la resolución de algunos conflictos está a punto de caramelo, el guión desaprovecha con cierto descaro algunas oportunidades cruciales con el fin de prolongar las tramas de cara a una segunda entrega. En cambio, destapa un argumento que han sabido racionar con inteligencia, ofreciendo un débil hilo del que tirar a lo largo de toda la temporada. Y es que quizás nuestro modesto equipo de héroes forzosos no sea más que una pieza nimia en una guerra de mayor alcance.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)