Misión imposible: Nación secreta
El agente secreto Ethan Hunt vuelve a la carga con la quinta entrega de sus arriesgadas e inverosímiles misiones. Después de Protocolo fantasma, Hunt es el fugitivo número uno de la lista de la CIA. Desde la clandestinidad, el espía le pisa los talones al Sindicato (organización criminal que pretende acabar con el FMI y derrocar el establishment existente) liderado por Salomon Lane (el típico villano vanidoso). Con la inestimable ayuda de sus amigos, y alocados compañeros de aventuras, el agente encabeza una cinta que alberga todos los ingredientes fundamentales de la saga Misión imposible y del blockbuster de acción. Así pues, a la reconocible estructura narrativa (espectacular escena inicial irrelevante para la trama; presentación y aceptación de la misión; cometido “imposible” que se complica más de lo esperado; y apoteósico final), no le faltan trepidantes persecuciones, combates cuerpo a cuerpo con mamporros para todos los gustos, disparos y explosiones, el agente vacilante, y ¡máscaras! De hecho, la película se ajusta tanto al canon que es completamente predecible. Sobre todo para los fans de la franquicia, a los que les quedará poco margen para la sorpresa.
No obstante, el ritmo no decae más de lo suficiente para tomar aire y proseguir con la siguiente peripecia. Así pues, se pone de manifiesto el propósito del binomio Tom Cruise y Christopher McQuarrie de realizar films donde prevalezca el entretenimiento sobre el resto de factores. Siempre y cuando este no sea insultante para el espectador, les puede funcionar exitosamente en la taquilla. Aunque aplicar esta fórmula a la quinta parte de una de las sagas más representativas del género no ha resultado desastroso, tampoco ha aportado elementos que vaticinen una revitalización de las andanzas de los espías del FMI. En lo que sí innova esta entrega es en el rol del protagonista, pues parece que Hunt ha aprendido a correr menos y a trabajar más en equipo. De hecho, queda relegado a un segundo plano, o incluso desaparece de la pantalla para dar más relevancia a los secundarios. Puede que sea la edad, o tal vez la experiencia, pero al superespía se le hace más cómodo afrontar las misiones en compañía, y al auditorio, más ameno.
La actuación de Cruise, al que vemos bastante encasquillado y cansado, puede que tenga algo que ver con el cambio mencionado anteriormente. Por el contrario, el propio actor sigue empecinado en querer filmar las escenas de acción él mismo, sin dobles, y es algo que se agradece porque el plano secuencia acuático o la escena del despegue del avión no son moco de pavo. Del resto del cast sobresale Simon Pegg en su divertida interpretación de Benji Dunn, siendo la principal fuente de ingenio, y lamentamos el desperdicio de Jeremy Renner, que parece atrapado en la encarnación del mismo papel en diferentes películas. Por lo que respecta al cambio de compositor, Joe Kraemer adapta impecablemente la mítica sintonía original de Lalo Schifrin, dejando incólume una de las señas de identidad de la marca. En definitiva, Nación secreta es llevadera pero Hunt y su equipo son capaces de resolver encargos más arduos que la misión de pacotilla que les he sido encomendada en este caso.
Valoración: **
Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)
De qué va: Con la FMI disuelta y Ethan Hunt abandonado a su suerte, el equipo tiene que enfrentarse contra el Sindicato, una red de agentes especiales altamente preparados. Estos grupos concienzudamente entrenados están empeñados en crear un nuevo orden mundial mediante una serie de ataques terroristas cada vez más graves. Ethan reúne a su equipo y une sus fuerzas con la agente británica renegada Ilsa Faust, quien puede que sea o no miembro de esta nación secreta, mientras el grupo se va enfrentando a su misión más imposible hasta la fecha (www.estrenosdecine.net).
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