Vikingos (T1)

A partir de determinados elementos y hechos históricos del pueblo nórdico de los vikingos, Michael Hirst (Los Tudor, Camelot) dota al personaje de Ragnar Lothbrok de una historia suficientemente compleja cuyo resultado es la serie de la que hablamos: Vikingos. Se mezclan, a partes casi iguales, el interés por cómo eran la vida, costumbres y comportamiento de aquél pueblo con el relato en sí.

La recreación de la época está bastante lograda, si uno está dispuesto a ignorar ciertos errores entre los cuales destaca la total inexistencia de la poligamia como forma de organización familiar. En su lugar, Hirst propone una estructura mucho más reconocible y aceptable para el espectador moderno, en cuya cabeza se encuentra una única mujer. Lagertha (Katheryn Winnick) es madre y esposa, pero también guerrera y, en términos actuales, feminista. Que las sociedades nórdicas eran mucho más abiertas que las cristianas en cuanto al papel de la mujer y que incluso mandaban a la guerra a aquellas que así lo deseaban sí que es una realidad histórica.

La trama, por su parte, es bastante previsible y trata de la lucha en diferentes ámbitos del protagonista por lograr saciar su ambición. Los guionistas no escatiman en defectos para el personaje de Rollo (Clive Standen) y, desde el primer capítulo, prefiguramos con tanta evidencia el conflicto que se desatará entre hermanos que no sería de extrañar que Hirst nos diera alguna sorpresa al respecto. Incluso las características físicas de ambos remiten a un enfrentamiento mil veces visto: el bueno y el malo, Caín y Abel, Mufasa y Scar y, más apropiadamente, Thor y Loki. Pero el carisma y la belleza de Travis Fimmel actúan cual bálsamo reparador, y contrastan con el carácter más bien introvertido del actor. Sobresale también la figura de Athelstan (George Blagden) como nuestro espejo pues, como el público, observa con ojos extranjeros ese mundo bárbaro que poco a poco le irá fascinando y seduciendo.

Los saltos temporales son constantes, quizás en un intento de abarcar los avances y cambios de la era vikinga que, como la serie, se inicia con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (Northumbria) y que, a medio o largo plazo, tendrá que recrear la muerte del gran Ragnar. Es fundamental el elemento sobrenatural desde los mismísimos títulos de crédito, ligado en la mayoría de casos a la religiosidad del pueblo vikingo. De esta manera, la serie resulta más atractiva al público (no es ningún secreto que la fantasía está de moda) y nos confunde con la misma eficacia que a los personajes respecto a la diferencia entre realidad y ficción.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)