Pride (Orgullo)

There’s power in our union

Durante los once años que duró su mandato, Margaret Thatcher se cercioró bien de abatir la industria del Reino Unido para siempre y, en consecuencia, de precipitar a la clase obrera a un empobrecimiento vertiginoso. Pride parte de este negro episodio de la historia de este país para desarrollar una comedia de tintes dramáticos sobre el valor de la amistad y del reconocimiento. Pero, sobre todo, promulga ideales casi extintos hoy en día como la solidaridad y la fraternidad. Y es que poco tienen en común un grupo de amigos y activistas homosexuales londinenses con los mineros en huelga de una pequeña localidad de Gales. El joven Mark, no obstante, no comparte esta opinión y se postula como líder de la nueva organización LGSM (Lesbians and Gays Support the Miners). Después de todo, estos últimos, de igual manera que el colectivo al que él pertenece, son vilipendiados y vapuleados repetidamente por las instituciones y las fuerzas del orden.

Como no, cuando llegue el esperado encuentro, el choque entre dos agrupaciones de tan diverso calado será la principal fuente de humor. En este sentido, Pride no escapa de los lugares comunes y contiene un buen número de ellos, aunque estas subtramas ayudan a enriquecer un relato que, de otra manera, sería extremadamente simple. Entre ellas destacan la existencia de una bruja que ha grabado el odio a fuego en los cabeza de chorlito de sus hijos, o un drama familiar que quizás haya llegado el momento de afrontar. Tampoco podía faltar un baile al son de Shirley & Company para dejar pasmados a una comunidad rural y tradicional como es la del pueblo de Onllwyn. Entre sus ciudadanos, saboreamos como al que más a Bill Nighy, uno de los reyes de la comedia británica para el que siempre faltan minutos, esta vez en el papel del refinado, discreto y culto Cliff. Pero no solo de sus éxitos vive el reparto de lujo, en el que desfilan grandes nombres de la pequeña y gran pantalla, incluyendo un cameo del icono gay del momento (Russell Tovey).

El film desprende el ambiente reivindicativo de la época, con su estética punk y sus tupés imposibles. Y, aunque los ochenta lo petaron, no estuvieron exentos de pesadumbre. De esta manera, Pride alude a la lacra del sida cuando apenas se sabía nada de ella, o a las agresiones gratuitas e impunes que padecían (y lamentablemente padecen aún) los LGTB. Sin embargo, el mensaje final es de cariz mucho más positivo: hay que luchar contra la adversidad, levantarse ante el rechazo (sino crecerse con él) y, sobre todo, tender puentes y alianzas allí donde no pensaríamos que pudiéramos hallarlos.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)