Orange Is the New Black (T1)

Cuando uno cree que la televisión ya no puede sorprenderle, ella ataca de nuevo, y esta vez lo hace de la mano de Netflix con una de las propuestas más refrescantes de los últimos tiempos. Orange Is the New Black revierte el concepto de prisión al que estamos acostumbrados, ya sea por su modelo de espacio abierto como por el género de sus ocupantes. De esta manera, crea un universo puramente femenino y feminista, pues toda mujer, resistentes todas ellas a la tipificación, tiene cabida en él. Más allá de lo explícito en las escenas de sexo entre mujeres, la serie destaca por ser una mirada desacomplejada y sincera a las necesidades y preferencias de éstas. Sin embargo, la sexualidad sigue siendo uno de sus puntos fuertes, al flexibilizar los conceptos de homosexualidad y heterosexualidad, sin que ello implique la privación de definirse como tal si a una le sale de los mismísimos ovarios.

La apertura del espacio permite una amplia gama de tramas a explorar, desde aquellas relacionadas con los trabajos o talleres que las reclusas realizan (la cárcel es prácticamente auto suficiente, pues ellas son cocineras, limpiadoras, transportistas, electricistas, etc.), hasta las que hacen referencia a la íntima (e intimidante) relación que mantienen con los carceleros. No obstante, el tema principal es siempre su evolución como personas y la convivencia con las demás dentro de un ambiente tan hostil. Y es que, como la misma Piper anuncia, la cárcel le pone a uno frente a un desagradable espejo que le muestra su verdadera naturaleza.

La serie mantiene un equilibrio perfecto entre comedia y drama, y ello es posible en gran parte gracias a una buenísima construcción del personaje Piper Chapman. Ella es inoportuna, narcisista y desconsiderada pero también bienintencionada, valiente, sensible, divertida e incluso sincera cuando es capaz de poner en orden sus ideas, con lo que se gana el respeto de sus compañeras y de paso el nuestro. Pese a un amplio margen para la esperanza,  el compañerismo e incluso el amor, ninguna como Orange Is the New Black muestra la dureza de la vida en prisión: la crueldad que se gastan en aislamiento o psiquiatría, los abusos de poder a los que son sometidas las chicas y la soledad a la que se enfrentan a diario.

Las secundarias (desconocidas la mayoría de ellas) están perfectas en sus interpretaciones sin excepción. Los backgrounds de estos personajes son dilucidados en una serie de flashbacks sin orden aparente. Aunque dedicar un capítulo a cada mujer habría resultado un tanto rígido, con la fórmula aplicada muchas de ellas siguen a final de temporada en la desfavorable situación de no tener pasado de cara al espectador. El último capítulo nos deja a una Pipper completamente aislada, cambiada por la fuerza de las circunstancias. Veremos hasta donde puede llegar esta encantadora pija encarcelada tras vivir casi diez años según marca el establishment.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)