Midsommar

Rituales macabros al sol de medianoche

Después de revolucionar a la crítica y obtener muy buenos números en la taquilla mundial con su debut Hereditary, la vuelta a las pantallas de Ari Aster es uno de los acontecimientos del verano. En Midsommar, el director estadounidense presenta de nuevo un relato de terror que, en esta ocasión, resulta muy distinto al del año pasado.

Una pareja de jóvenes norteamericanos que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un exclusivo festival veraniego que se celebra cada 90 años en una remota aldea sueca de la región de Hälsingland. Ya de camino hacia dicho lugar, entrevemos que será un viaje de no retorno y/o trascendental para los protagonistas, sobre todo para Dani (portentosa actuación de Florence Pugh).

La recreación del espacio, de la comunidad, ambientación, vestimenta, cultos, etc. así como de las coreografías, la puesta en escena (desde la llegada a la aldea hasta el plano final) y la fotografía están meticulosamente cuidadas y repletas de detalles. La verosimilitud del hábitat y cultos de la congregación es uno de los pilares que sustentan Midsommar junto a la hipnotizante belleza estética de sus escenas. Todo ello combina cómodamente con las perturbadoras y escabrosas actividades rituales de los aldeanos conformando un grotesco lienzo.

Rituales y embriaguez

El ritmo de la narración es pausado y largas son las secuencias que se van interrumpiendo abruptamente por los truculentos, curiosos y, a veces, bellos y alegres cultos. La estancia de los foráneos se convierte en una pesadilla bajo el sol de medianoche siguiendo las directrices de la tribu nórdica. En esta peculiar celebración del solsticio de verano se explora el lado más perverso de la religión y del ser humano en ancestrales creencias. Por ejemplo, convertir los sentimientos personales en colectivos, acompañar el primer acto sexual de una joven o distribuir la vida de los congregantes en ciclos más sostenibles para el planeta.

Como toda secta, en la de Midsommar existen unos códigos de conducta, normas, tótems, símbolos sagrados, etc. que se detallan vagamente. Lo que sí destaca el film es el transitar durante las ceremonias en un estado de embriaguez y alucinaciones constante. El efecto “colocón” viene también acompañado por movimientos de cámara, efectos especiales y la estridente música compuesta por Bobby Krlic. Lo que para unos puede resultar el crepúsculo vital, para otros es la superación de un trauma como la trágica pérdida de un familiar o una brusca ruptura amorosa.

Terror de autor

Midsommar es una película de autor, y de terror, en la que la plasticidad de las escenas choca con la brutalidad de las acciones que en ella se relatan. Por ello me parece, al menos, curioso que se vaya a distribuir en más de 200 salas de cine a partir del próximo viernes 26 de julio. No obstante, no dudaría en acudir al cine para pasar un buen/mal rato con esta escalofriante historia distribuida por DeAPlaneta.

Valoración: ***/

Puntuación: *(mala) **(regular) ***(buena) ****(muy buena) / (media estrella)

Este texto ha sido publicado primero en Mundoplus.tv.

Ficha

De qué va: Una pareja americana que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una remota aldea de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos los invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas (www.deaplaneta.com).

Tráiler