Masters of Sex (T1)

Desde que Mad Men sentara precedente, producir ficción histórica ubicada en etapas relativamente recientes (de los 50 a los 80) está de moda. La razón no es otra que la de ser una fuente de prestigio para la cadena, pues a las dificultades habituales se añaden las de una puesta en escena libre de anacronismos y fiel a la época. En esta línea, Showtime presentó en 2013 su particular revisión y dramatización de la trayectoria profesional y personal de los científicos norteamericanos Bill Masters y Virginia Johnson, los primeros en investigar empíricamente la sexualidad humana y, en consecuencia, en rebatir algunas de las teorías de Sigmund Freud, erigiéndose como pioneros en varios campos. El rechazo social a flor de piel y las acusaciones de indecencia les forzarán a moverse en los bajos fondos para poder llevar a cabo el estudio, lo cual, en una estrategia muy calibrada por parte de los guionistas, pondrá en el punto de mira las sexualidades marginales.

Y así es como una serie emplazada en una etapa en que la mujer no tenía ni voz ni voto consigue poner a una de ellas a la cabeza. Frente a un doctor Masters patoso a nivel social y emocional, Virginia lleva la voz cantante. Su sensibilidad (femenina) le permite reaccionar con cordura allí donde su compañero pierde el oremus. No obstante, no le será fácil escapar de la predisposición general a encasillarla, como a todas las demás, en un estricto rol de esposa o de prostituta. La serie da en el clavo al mostrar como ni siquiera el más bondadoso e ilustrado de los hombres está libre de sus prejuicios. Ethan, amante esporádico de Virginia, está convencido de poder amoldar la vida de ella a sus propias aspiraciones; mientras que Libby, esposa de Masters, no es merecedora del trato que su marido le dispensa. La limita al creerla incapaz de comprender, cuando la realidad es que la fortaleza de su cónyuge no tiene límites. No es mucho más amable con su compañera laboral, a quien desprecia por el simple hecho de sentirse atraído por ella. Tan distante es el personaje que su rigidez se transmite más allá de lo deseable y acaba resultando inaccesible incluso para el público.

Masters of Sex es una brillante recreación de la próspera década de los 50, una en la que, a pesar de todo, los norteamericanos tenían (o creían tener) el mundo en sus manos. Una edad dorada de abundancia y profundos progresos (un claro ejemplo son las primeras incursiones en el espacio) en la que, no obstante, la segregación racial era una condición sine qua non y en la que vivían bajo la amenaza de un ataque soviético. Sin embargo, a juzgar por el magnífico episodio que aborda el asunto, ni siquiera eso se tomaban demasiado en serio. También la revolución sexual estaba a la vuelta de la esquina y su gestación se percibe en la conducta de algunos valientes personajes, dispuestos a vivir su sexualidad sin tapujos. Aún siendo el sexo el eje central del relato, no deja de ser algo insólita la promiscuidad generalizada que se respira en el ambiente laboral. En este sentido, la introducción a mitad de temporada de la doctora DePaul, a quien los asuntos de cama no podrían preocuparle menos, es un soplo de aire fresco. Ella representa un modelo feminista opuesto al de Virginia y, sin embargo, ambas están destinadas a apoyarse mutuamente.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)