Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte I)

Sinsajo es el peldaño definitivo para vincular la tímida rebelión que se originaba en En llamas con la guerra final de los distritos contra el Capitolio. La acción nos sitúa tan solo unos días (quizás semanas) después del rescate de Katniss y algunos de sus compañeros en el Vasallaje de los Veinticinco. Nos sumerge abruptamente en el militarizado y hasta ahora desconocido Distrito 13, donde Katniss deberá lidiar con una difícil adaptación a un régimen cuanto menos austero y con la aceptación de una terrible verdad: Peeta ha sido capturado por el Capitolio y está siendo utilizado (voluntariamente o no es el quid de la cuestión) para amansar al pueblo. Sinsajo es, pues, una apuesta arriesgada, que no teme expandir el universo de Los Juegos del Hambre, dar un cambio de tercio y dejar atrás no solo la arena sino también a personajes esenciales en anteriores entregas (Haymitch o Johanna merecerían un spin off) y que ahora quedan relegados a posiciones secundarias.

Habiendo leído los libros es inevitable establecer comparaciones odiosas, pues no podemos evitar mencionar que Sinsajo ha sido edulcorada en algunos aspectos. La tercera entrega de la conocida trilogía de Suzanne Collins es, ante todo, un alegato antibelicista. Es una lección que muestra a los más jóvenes que en la guerra no hay vencedores, solo contradicciones. Y para ello es necesario presenciar el desmoronamiento físico y mental de Katniss y Finnick, así como la dureza en el comportamiento de Coin y Boggs, que apenas se atisban en el film. Pero también lo es comprender la inevitabilidad del conflicto, la nobleza de la causa y las motivaciones que impulsan a tales personajes, aunque estas disten bastante de las de la protagonista, siempre más fiel a sus seres queridos que a la causa.

Quizás el problema se deba a la falta de visión de conjunto, la cual surge de la estúpida decisión de dividir la cinta en dos partes con evidentes fines lucrativos. Sin embargo, esto también permite una recreación del Distrito 13 muy precisa y del proceso de  instrumentalización al que es sometida Katniss, una gran fidelidad al original y un ritmo más pausado que, si bien a mí no me molesta en absoluto, parecía no satisfacer del todo a los inquietos adolescentes de la sala. El film contiene un par de escenas grandilocuentes que allanan el terreno para una espectacular segunda parte, pues si algo ha demostrado Francis Lawrence en estas dos últimas entregas es que es capaz de llegar con sus recreaciones más allá de los límites de nuestra imaginación.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)