Los 100 (T2)

– A ese pueblo lo gobierna una niña (Abby Griffin) 

– Y al nuestro también (Marcus Kane)

La segunda temporada de Los 100 no se anda con chiquitas y va directa al grano. Tras el sorprendente cliffhanger con el que terminaba la primera, nuestros siempre magullados protagonistas se encuentran totalmente desperdigados. No obstante, las piezas se disponen estratégicamente en el tablero de juego desde el primer momento y, a partir de entonces, el engranaje va encajando a la perfección como un todo, sin dejar ningún detalle al azar. Haciendo justicia a la naturaleza frenética y febrilmente adictiva del show, no se tarda en descubrir el pastel respecto al modo de vida aparentemente idílico del Monte Weather, donde cuarenta y siete de los cien siguen recluidos. Empieza entonces una carrera a contrarreloj para emprender una misión de rescate, con el obstáculo añadido de unos terrestres que no han olvidado la afrenta recibida en la última batalla. Su lema no deja lugar a dudas: “la sangre pide sangre”.

Con tantos frentes abiertos, Clarke se desata como una fuerza de la naturaleza, armando revuelo allá por donde pasa. Bajo la incrédula mirada de unos adultos que ni siquiera la ven venir, ella afianza su liderazgo, pero tropieza con una némesis de armas tomar. Las desavenencias que las confrontan entre razón y corazón no se saldan ni al sellar una alianza que pende de un hilo. Ambas pagan un alto precio por su carácter visionario y se van hundiendo (una más que la otra) bajo el peso de la responsabilidad. En este sentido, Los 100 es un deleite para cualquier espectador ávido de poder femenino. Aunque ellas cortan el bacalao, también Bellamy, a quien encumbro desde ya como héroe nacional del pueblo celeste, juega un papel preponderante en el tramo final de la temporada. Thelonius, por su parte, añade la nota espiritual al conjunto y es el encargado de aportar nuevo y suculento material de cara a la siguiente estación.

Si lo que buscan es rememorar sus años mozos, Los 100 es su serie. Como en aquellas que devorábamos entonces, ésta presenta una extraordinaria movilidad entre clanes y bandos. La redención es posible, pero mucho ojito, porque cualquiera es susceptible de cometer alta traición. Otros corren peor suerte al devenir mártires de por vida bajo las garras tanto de propios como de enemigos. Aunque las hormonas se encuentran algo más aplacadas, los guionistas hacen un amago de relación sentimental para nuestra heroína. Sin embargo, ésta no es tan orgánica ni tan valiente como habría podido esperar (eso es lo que pasa por tragarse los spoilers como Lacasitos), pues no pasa de un beso robado. No obstante, la idea ha entusiasmado al fandom y, por tanto, es de suponer que le queden algunos coletazos que dar. Con situaciones límite en casi cada episodio, la serie de Jason Rothenberg nos brinda una temporada de alto voltaje y un sinvivir de emociones. ¿Qué más se puede pedir?

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)