Homeland (T2)

Homeland da un gran salto cualitativo en una segunda temporada en la que, como la ficción todoterreno que es, arrasa con todo. Tras quedar devastada y aislada al final de la primera, Carrie recupera su flagrante liderazgo en la agencia de inteligencia, no libre de concesiones a los mandos superiores. Entre ellos tiene un papel decisivo Peter Quinn, un analista designado a dedo para encabezar la misión de desmantelar la red de Abu Nazir y brazo ejecutor de David Estes en una conspiración llamada a acabar (profesionalmente o físicamente de ser necesario) con todo aquel que se interponga en su camino. Carrie también restablece su vínculo amoroso con Brody, plantando la semilla de la pasión reencontrada en ese memorable interrogatorio en el que se ponen todas las cartas sobre la mesa, no solo a nivel sentimental. A partir de ese momento, el papel del exmarine se torna, si cabe, más confuso pero también más humano. Vislumbramos al fin al hombre quebrado que se esconde tras esa fachada de aparente tranquilidad y empatizamos con su indecisión y sufrimiento, pues es títere y víctima de fanáticos por un lado y de corruptos por el otro.

Por otro lado, Mike conduce una circunspecta investigación a título propio alrededor de las extrañas circunstancias de la muerte de Tom Walker, un verdadero quebradero de cabeza para todos los implicados. Mención aparte merece el trato dispensado a los veteranos de guerra, un colectivo enormemente presente en un país en el que aún planea la sombra de Vietnam, que encuentra su equivalente actual en Irak y Afganistán. Dos generaciones correlativas traumatizadas de por vida por sendas contiendas, a cada cual más cruda.

Más allá del interés que pueda suscitar la caza al terrorista (intuimos que, tras el giro que toman los acontecimientos, éste tiene los días contados), es esa complejidad moral la pieza clave del entramado pues, sin ser el eje central de la acción, se filtra en cada uno de sus actos. Efectivamente, la serie termina finiquitando dos de los pilares que la han sostenido hasta el momento (la amenaza de Abu Nazir y la farsa que constituye el matrimonio de Brody) e incluso cierra la veda a una batalla mucho más siniestra, la que se libra de puertas para adentro. Pero el mal adopta varias formas y la producción de Showtime ha demostrado más de una vez su vocación internacional. La geopolítica nunca duerme, y las decisiones tomadas en una punta del mundo tienen consecuencias en la otra. En este sentido, el escenario de Homeland es de abasto mundial, y ganas de viajar no le faltan.

Valoración: ***/

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)