Festival de San Sebastián 2024 (parte I): Sección Oficial
Las películas de la principal categoría competitiva de la 72ª edición del Donostia Zinemaldia – Festival de San Sebastián.
Tras disfrutar el año pasado de nuestra primera participación en el Donostia Zinemaldia – Festival de San Sebastián, en 2024 teníamos claro que regresar al certamen era una prioridad. No fue sencillo, pero pudimos cuadrar nuestra agenda para repetir fórmula en la septuagésima segunda edición del festival: visita de lunes a viernes, ir a tope viendo películas y aprovechar al máximo los ratos libres.
Conocedoras, aunque sea mínimamente, de cómo funciona la capital guipuzcoana durante los días del Donostia Zinemaldia, que este año tuvo lugar del 20 al 28 de septiembre, y con el inestimable apoyo logístico y moral de los osonencs y compañeros de L’escriba, David Muñoz y Marc Orra, nuestro pasó por San Sebastián fue fulgurante. Un equipo que, esta vez, contó con la presencia de dos nuevas incorporaciones muy bien avenidas: Sergi Soler de El nou 9 y Pol Riubrogent del Festival Nits de Cinema Oriental de Vic, ambos colaboradores también del portal literario y cinematográfico en catalán https://lescriba.cat/.
Jornadas intensas
Ritmo frenético durante cuatro noches y cinco días en la ciudad con una agenda cargada eventos. A grosso modo, las jornadas empezaban con el pase matinal de las ocho, desayuno previo o posterior a dicha proyección, al que seguía alguna otra proyección. Sin alejarnos demasiado del Casco Viejo, donde abundan los locales gastronómicos, momento para llenar el buche (pintxos, cortos, bocadillos y txacoli, sin olvidarnos de la fabulosa txuleta) y posible descanso. Si era el caso, la mochila ya venía provista para aguantar hasta la vuelta al piso por la noche. Sesiones vespertinas y nocturnas acompañadas de tertulias cinéfilas, algo de comer y bañadas en bebidas varias y patxaran. Esta vez sí, la lluvia y el viento hicieron acto de presencia, extraño fue lo del año pasado que no vimos ni gota, y poniendo más tensión, si cabe, a la abigarrada agenda diaria.
Selección de títulos
Volviendo a tirar de experiencia, la parrilla del Festival de San Sebastián 2024 la conformamos con títulos renombrados en otros certámenes o realizados por directores más que consolidados (Almodóvar, Sorrentino, Leigh, Schrader, Costa-Gavras, Ortiz, Alberdi o Baker). O lo que es lo mismo, priorizamos ver las obras de las dos categorías más importantes del certamen: la Sección Oficial y Perlak. Trece de las dieciséis películas que vimos pertenecen a estas dos secciones.
Entonces, para equilibrar las dos crónicas con reseñas que conforman nuestra cobertura escrita del Donostia Zinemaldia, y a diferencia del año anterior, hemos separado dichas categorías. Dedicando una primera entrega al mayor apartado competitivo y el resto de secciones, principalmente compuesta por Perlak, para un segundo texto.
Sección Oficial
La Sección Oficial del Festival de San Sebastián 2024, como certamen de clase A «competitivo no especializado», es un apartado competitivo en el que se muestra una selección de la producción cinematográfica más reciente y que no ha competido en ningún otro festival. En total se programaron en Sección Oficial 22 títulos, siete de ellos fuera de concurso.
Dicha categoría cuenta con un Jurado internacional que en la 72ª edición estuvo formado por Jaione Camborda (presidenta del grupo), Leila Guerreiro, Ulrich Seidl, Christos Nikou, Carole Scotta y Fran Kranz. Y es el que otorga los principales galardones del certamen como la Concha de Oro, las Conchas de Plata y los Premios del Jurado.
De las siete películas que vamos a comentar a continuación, en el texto especificamos si han recibido premio alguno del festival. Por lo que, si lo que quieres conocer es el palmarés completo, te remito a este enlace.
El hombre que amaba los platos voladores *** (2024) de Diego Lerman.
Comenzamos con lo nuevo del argentino Diego Lerman, director conocido en el Festival de San Sebastián por las premiadas Una especie de familia (2017) y El suplente (2022) y formar parte del jurado del Premio Kutxabank-New Directors (2018). El hombre que amaba los platos voladores narra cómo se fraguó la obra audiovisual de presencia alienígena más recordada de la historia de la televisión argentina con un gran Leonardo Sbaraglia como el periodista José de Zer.
Un divertido homenaje a un genio mitómano con talento para la narración y el engaño para su propio beneficio. De Zer y Chango, su camarógrafo, se trasladan a La Candelaria (Córdoba) tras recibir una extraña propuesta. Pero al llegar al pueblo y no encontrar mucho que valiese la pena, lo crearon. Esta historia basada en hechos reales está condimentada con humor entrañable y toques fantásticos que mantienen al espectador en vilo, sin saber si lo que está viendo pasó realmente o es producto de la imaginación del protagonista. Se trata de una caprichosa dramedia producida por Netflix, rara avis en festivales, con una eficaz narración, ritmo y que juega al absurdo, pero que también reflexiona sobre el estatus de verdad de los medios predigitales, realidad e imaginación. La podréis disfrutar en breve, a partir del 18 de octubre.
Bound in Heaven ** (2024) de Xin Huo.
Tras trabajar como guionista con directores como Zhang Yang, Stephen Chow, Zhang Yibai o Gao Qunshu, la china Xin Huo, debuta detrás de la cámara con la adaptación del libro homónimo Bound in Haven, de Li Xiuwen. Un conmovedor romance lleno de incidentes entre una mujer víctima de violencia machista y un hombre enfermo terminal. Es la historia de un amor que sobrevive a los estragos de la muerte y un fugaz destello de vida entre sus sombras.
Rodada con solvencia visual, impropia de una primeriza, consigue momentos de intensidad emocional y con una fotografía que le valió el Premio del Jurado de esta edición. Además, la pareja protagonista (Ni Ni y You Zhou) consiguen mantener a flote la huida hacia adelante de sus personajes. Y ahora viene el gran pero; la segunda mitad de Bound in Heaven toma la senda más excesiva del melodrama convirtiéndose en lacrimógena, edulcorada y con un forzado final. Tal es la magnitud de empalago, que nos sacó de la experiencia cinematográfica sin poder volver a reconectar. En definitiva, y más allá de lo técnico, la película funciona mejor cuando enlaza con la realidad social del país y naufraga, por demasía, en el devaneo
El llanto ** (2024) de Pedro Martín-Calero.
Con la ópera prima de Pedro Martín-Calero, El llanto, nos pasó lo mismo que con el título reseñado anteriormente (Bound in Haven): un sólido continente con frágil contenido. El cineasta vallisoletano presenta un relato de terror e intriga con tintes feministas en el que una presencia atormenta a tres mujeres en épocas y espacios diferentes. Al enfrentarse a esa amenaza opresiva, todas escuchan el sonido sobrecogedor de un llanto.
El llanto cuenta con una precisión narrativa y estilística formidable (cuidada puesta en escena, encuadres elaborados, buen diseño de sonido y un uso de la luz y el color que conforman una atmósfera inquietante) sin dejar de ser perturbadora. Pero este drama familiar vestido de terror paranormal patina en sus intenciones metafóricas. El film, aunque cierra todas las tramas, y el guion está llena de giros, e incluso de algunos sustos, es en general es confuso, irregular y con un propósito demasiado genérico. No obstante, El llanto fue galardonada con una de las Conchas de Plata del Festival de San Sebastián 2024, la de mejor dirección ex aequo con On Falling de Laura Carreira. La película participará en el Festival de Sitges antes de su estreno en salas el 25 de octubre.
El lugar de la otra *** (2024) de Maite Alberdi.
Maite Alberdi ha alzado el vuelo en los últimos años con sus filmes El agente topo (2020) y La memoria infinita (2023), ambas participantes en Perlak y reconocidas internacionalmente, y fue jurado en la Sección Oficial del Donostia Zinemaldia 2021. No hay que esconder que su nuevo trabajo, El lugar de la otra, era un título esperado entre la crítica y que, a pesar de su ligereza, no nos defraudó. La directora chilena pasa del documental a la ficción con una radiografía de su país en los años 50 sobre el papel de la mujer y la liberación femenina de estilo naíf y rodada como una telenovela de época de cadena generalista.
En El lugar de la otra, Mercedes (interpretada con brillantez y valentía por Elisa Zulueta), la infravalorada y tímida secretaria del juez defensor, queda fascinada por el crimen cometido por la escritora María Carolina Geel. Después de visitar el apartamento de la homicida, Mercedes comienza a cuestionarse su vida, identidad y el rol de la mujer en la sociedad. Una fantástica descripción social y familiar de la época que ofrece una lectura de feminismo blanco con un toque cómico, poco convencional, y que llena muy bien la pantalla y sus 95 minutos de duración. Además, se estrena pronto, el 11 de octubre, directamente a Netflix y te la recomendamos.
El último suspiro (Le dernier souffle) *** (2024) de Costa-Gavras.
Poco puedo añadir que no sepas sobre el maestro Costa-Gavras (ganador de dos Oscars y de los máximos galardones en Cannes, Venecia o Berlín, así como el Premio Donostia en 2019) que, a sus 91 años, sigue dirigiendo y tocándonos la fibra con sus películas. Su postrero filme, El último suspiro, es un trabajo de pedagogía y reflexión sobre el final de la vida (habla de los paliativos, la eutanasia, el suicido como acto de libertad, la vejez y la dignidad) a través de las conversaciones entre el doctor Masset, el célebre escritor Toussaint y varios enfermos terminales.
El último suspiro es una película sensible, sensata, elegante y lúcida que plantea un debate honrado y un diálogo abierto sobre la vida y la muerte. El filme consigue no caer de bruces en el sentimentalismo, aunque no renuncia a ciertos momentos emotivos y a presentar los temores humanos ante el fin de su existencia. La naturalidad de los diálogos, el buen hacer del reparto y la voluntad optimista la convierten en un cuento filosófico repleto de verdad, que se limita a narrar una historia con solvencia. Una maravilla si tenemos en cuenta que puede ser el testimonio del director ante su ocaso profesional, y vital.
La virgen roja ***/ (2024) de Paula Ortiz.
La zaragozana Paula Ortiz participa por segunda vez en su trayectoria el Festival de San Sebastián con la película La virgen roja (la anterior ocasión fue en la sección Zabaltegi de 2015 con La novia, ganadora de dos Goya). Su quinto largometraje recrea la sorprendente y estremecedora historia del Proyecto Hildegard: la creación, a través de la educación, de la mujer perfecta, una luchadora social capaz de sentar las bases del feminismo y totalmente libre.
En el papel de Aurora Rodríguez Carballeira, tenemos a una imponente Najwa Nimri cuya única preocupación es que su obra salga perfecta, sin importarle los sentimientos o la libertad de su hija, al más puro estilo mad doctor. Mientras que la interpretación de la joven protagonista, Hildegard, corre a cargo de Alba Planas. Un trabajo también extraordinario como contraposición a su madre, una joven que necesita explorar el mundo emocional y desmarcarse del férreo marcaje materno. Algo nada fácil para una de las mentes más brillantes de la España de los años 30 y un referente sobre sexualidad femenina.
La virgen roja es cine político, manifiestamente feminista, de estética impecable, con una dirección delicada y poderosa, y un tour de force maternofilial asfixiante. Un thriller filosófico, valiente y atractivo para describir este trágico suceso histórico patrio. Y lo mejor de todo, es que ya la puedes ver, pues se estrenó en salas el 27 de septiembre.
Mi única familia (Hard Truths) *** (2024) de Mike Leigh.
Cerramos nuestra Sección Oficial particular del Festival de San Sebastián 2024 con lo último de otro veterano e incombustible director: Mike Leigh, ganador de la Palma de Oro, el León de Oro, tres BAFTA y cinco veces nominado al Oscar a mejor guion. En Mi única familia, el británico regresa tras seis años de parón y se enfurece y, al mismo tiempo, ilumina la vida a través de un asolador retrato de la depresión y el día a día de la clase obrera.
Una dramedia familiar en la que la diversión del espectador es proporcional al dolor físico y mental que sufren interiormente los protagonistas. Y quien mejor lo refleja es Marianne Jean-Baptiste con la brillante interpretación de Pansy, una madre cuya forma de relacionarse con el mundo es a través del enfado y la confrontación. Su marido hace tiempo que no sabe cómo tratarla y Moses, su hijo, vive inmerso en su mundo, apenas dice una palabra y lo único que hace durante todo el día es caminar sin rumbo por la ciudad.
Mi única familia narra de manera coherente y honesta cómo los odios y resquemores no verbalizados acaban por dinamitar las relaciones familiares. Una dolorosa mirada a la desesperanza que conmueve por su vertiente humanista, solidaria y compasiva y que pervierte los códigos de la comedia de situación.

Próximamente, más cine
Hasta aquí las películas que pudimos disfrutar de la principal categoría competitiva del Festival de San Sebastián 2024. Como habrás podido comprobar con nuestras puntuaciones, ha habido películas que nos han gustado más que otras dentro de la diversidad en formato, género y nacionalidad que abarca la Sección Oficial. Pero todas las propuestas integran un gran nivel técnico y un buen acabado, haciéndolas firmes candidatas para estrenarse en cines, ya sea más tarde o más temprano.
Por parte de la organización, el trato recibido y la disposición de discursos para los acreditados de prensa, no podemos poner pega alguna porqué nos facilitan el trabajo y nos ayudan en todo lo posible. En breve regresamos con la segunda parte y definitiva de esta crónica del Donostia Zinemaldia en la que abordaremos el resto de títulos vistos, la gran mayoría de Perlak, más vivencias y alguna anécdota de nuestro paso por el mayor certamen cinematográfico de España.
Si quieres saber un poco más sobre todo ello, te dejamos el hilo de la cobertura en X. Eskerrik asko por leernos y llegar hasta aquí, esperamos que nuestras reseñas te hayan resultado amenas y útiles. Hasta pronto.