Festival de Sitges 2015

Los miembros de Desde el Sofá en la alfombra roja de Sitges.

Durante gran parte del año, Sitges es el remanso de paz que los urbanitas anhelamos. Y eso a pesar de su posición privilegiada entre mar y montaña y de presumir de los mejores garitos y farras de la zona. Cuando aprieta el calor y durante el incipiente febrero, sin embargo, el bullicio se apodera de las calles de la cosmopolita ciudad. Su máximo esplendor lo alcanza en octubre, cuando se convierte en reducto y dominio de freaks y otros amantes de la cultura popular. No es de extrañar que el Festival de Cinema Fantàstic sume adeptos a cada edición, pues ha sabido atraer a todo tipo de público gracias a las variopintas actividades que rodean las ya tradicionales proyecciones (zombie walk, presentaciones, acondicionamiento de un espacio para el debate seriéfilo, entrega de galardones y alfombra roja). Entre los artistas de fama internacional que se han dejado caer en esta ocasión por el certamen se encuentran Oliver Stone, Nicolas Winding Refn y Sion Sono. Con el prolífico director japonés y su Tag, en Desde el Sofá inauguramos la jornada del martes. Como siempre, nos amenaza algún nubarrón, pero no nos amedrentamos fácilmente, ¡qué sería el Festival sin ello!

Imagen de ‘Tag’ de Sion Sono.

Si la cita con Sono era ineludible es porque, si Suicide Club nos dejó anonadados y retorciéndonos de la risa allá por 2001, Love Exposure era una jodida obra de arte. Tag no logra ese nivel de genialidad creativa, pero no se queda corta en cuanto al desenfreno gore (decapitaciones, huesos dislocados y carne destripada) y en su tono inequívocamente surrealista. Mitzuko huye despavorida cuando, en medio de una jovial excursión, una brisa asesina parte por la cintura a sus compañeras de clase. A rastras, la joven consigue llegar hasta la escuela solo para comprobar que allí todo sigue como si nada, y que todas las estudiantes están vivitas y coleando. Sin embargo, el viento no es el único peligro que acecha en el colegio… Por muy rocambolescos que sean los distintos desafíos a los que se enfrenta (lo cual genera una buena sarta de hipótesis), siempre encuentra en su amiga Aki una guía en un proceso que, en el fondo, es de revelación y autoafirmación. Tag se nutre de la cultura pop (del manga al cine de ciencia ficción, pasando por los videojuegos) pero patina un poco en la concesión de tiempo a algunas escenas en detrimento de otras más explicativas. No pasa desapercibido el hecho de que el universo de Tag es puramente femenino. Sus mujeres son creadas a imagen y semejanza de los deseos masculinos, lo cual constituye una crítica a la sociedad y una defensa de la emancipación.

Imagen de ‘The Legend of Barney Thomson’ de Robert Carlyle.

Hacemos una pausa para saborear un pollo con patatas y, con la panza llena, nos dirigimos a la Sala Tramuntana (la cual no habíamos tenido el placer de visitar hasta la fecha) para hincarle el diente a la opera prima de Robert Carlyle, The Legend of Barney Thomson. El actor, oriundo de Escocia, ha decidido ubicar la película en su tierra natal. El ambiente deprimido y degradado de Glasgow (enfocado desde una perspectiva indulgente) es el contexto idóneo para esta historia de humor negrísimo. Barney (Carlyle mismo) es lo que comúnmente conocemos como un pringado. A sus 50 años, lleva toda la vida currando en una peluquería donde no es valorado por sus jefes ni por sus clientes. También es repudiado por su madre (Emma Thompson), quien aprovecha la mínima oportunidad para recriminarle el haber nacido. Sin embargo, cuando accidentalmente comete un crimen, los lazos familiares se estrechan, pues Cemolina (sí, ese es su nombre) deviene cómplice. Le pisan los talones dos agentes de policía que, aunque rivales, se empeñan en vincular el caso con la oleada de asesinatos en serie que asedia la ciudad. The Legend of Barney Thomson es una película honesta, una comedia y un thriller de enredo que deleita con sus extravagantes personajes y con la actuación estrella (grande como ella sola) de una de las damas del cine británico.