El renacido

El último superviviente

Si juntas a los mejores, director y actor, en una producción y los combinas con una fotografía espectacular, violencia, vísceras y una buena dosis de sufrimiento, ¿qué más da si la trama es más o menos vacua? ¿Si es inverosímil o no? A groso modo, esa es la idea que merodea por nuestra mente después de ver El renacido. Cierto es que mucho se ha hablado antes, durante y después de su estreno. Y qué decir de lo que aporta (y aportará) su prolífica trayectoria de premios (por citar algunos: tres Globos de Oro, cinco BAFTA y otros tantos Oscar). El hecho de ser la nueva película del último cineasta galardonado por la Academia, Alejandro G. Iñárritu, ya genera sustanciales incertidumbres de si estará a la altura de su anterior trabajo o si, por el contrario, se dará el gran batacazo. A ello tenemos que añadir el bullicio creado por cinéfilos y fans de Leonardo DiCaprio que ansían, tanto o más que el propio actor, que Hollywood le otorgue la merecida estatuilla dorada de la que le ha privado en los últimos años. Tal ha sido la repercusión, que si esto se consuma, miles de personas han quedado para festejarlo en diversos puntos de la geografía española. O sino, seguro que has echado una partida al Leo’s Red Carpet Rampage o has oído hablar del rifirrafe del intérprete con un oso en una escena de la película. En definitiva, tienes algún conocimiento de la existencia de El renacido, por todo lo anteriormente comentado o por su campaña promocional.

Volviendo al largometraje, nunca mejor dicho (156 minutos), narra la historia de supervivencia del explorador Hugh Glass (DiCaprio) y la venganza por el asesinato de su hijo mestizo Hawk. La cinta está basada en la novela homónima de Michael Punke sobre este personaje histórico norteamericano. Glass acompaña y guía una expedición de tramperos que recolectan pieles para una compañía que, en un momento dado, es atacada y perseguida por los Arikara (una tribu india). En su huida, el aventurero es atacado por un oso y, ante la gravedad de las heridas, sus compañeros deciden darle sepultura. Aquí se produce el primer punto de inflexión, pasando de un relato coral a uno personal. Desde entonces, vivimos el renacer de Glass y su lucha por sobrevivir a las lesiones y al salvaje medio helado que le rodea. El efecto de la cámara, dispuesta a la altura del hombro del protagonista, nos hace partícipes de su sufrimiento. Un mal trago real, en buena medida, por los métodos de filmación de Iñárritu, que rehúsa utilizar pantalla verde y efectos especiales en postproducción. Así pues, las expresiones de los actores, sobre todo ente el frío, no pueden ser más auténticas. Después de la versión del director de un capítulo de El último superviviente y ya recuperado, Glass emprende la búsqueda de John Fitzgerald (un más que solvente Tom Hardy) para consumar su vendetta.

En el periplo del experimentado trampero, las batallas y enfrentamientos con los indígenas siguen acaeciéndose. De este modo, el director mexicano nos ilustra con el tipo de relación que se establecía entre los nativos y los distintos colonizadores blancos allá por el año 1823. El hecho de que Glass, al igual que su mujer, fuese miembro de la tribu pawnee y conocedor de sus costumbres, dota a la cinta de cierto misticismo indígena a través la fuerte relación de su cultura con la naturaleza. Por otra parte, aunque la banda sonora  y el vestuario acompañen, el aspecto técnico que deslumbra es la fotografía. Emmanuel Lubezki consigue cielos violáceos en planos generales cubiertos de nieve y verdes vivos en la frondosidad del bosque, es realmente una labor espléndida. Para acabar, me hubiese gustado decir que la actuación de DiCaprio es estupenda, pero no es el caso. De hecho, no es una de sus mejores interpretaciones y puede que se deba, en buena medida, al estado de convalecencia en el que se encuentra durante gran parte del metraje.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

De qué va: En las profundidades de la América salvaje, el trampero Hugh Glass resulta gravemente herido y es abandonado a su suerte por un traicionero miembro de su equipo, John Fitzgerald. Con la fuerza de voluntad como su única arma, Glass deberá enfrentarse a un territorio hostil, a un invierno brutal y a la guerra constante entre las tribus de Nativos Americanos, en una búsqueda heroica e implacable para conseguir vengarse de Fitzgerald (www.estrenosdecine.net).

Tráiler