Camino de la cruz

Ganadora del premio al mejor guión en la pasada edición de la Berlinale, Camino de la cruz (Kreuzweg) es un ferviente alegato contra el fanatismo religioso de cualquier color e ideología. Su título apunta directamente al Vía Crucis, del cual se toman prestadas las fases para la segmentación de la película en catorce capítulos de un fuerte impacto emocional. El decimoquinto (la resurrección) es eludido por evidentes razones de coherencia narrativa. Así, seguimos a María, una adolescente de catorce años, en su camino de rectitud hacia el martirio y la santificación. Proyectado en paralelo al de Jesucristo, éste consiste ni más ni menos que en su entrega en sacrificio para liberar a sus semejantes del pecado y para sanar a su hermano enfermo de autismo. Su consagración total a la religión procede de la rígida educación que ha recibido a través de su familia y de la congregación fundamentalista a la que ésta pertenece. Ésta niega las reformas adoptadas por la Iglesia tras el Concilio Vaticano II y, por tanto, oficia la misa en latín y reprueba el poder corruptor (hijo de Satán) del jazz, el pop y el rock entre otros. Siendo así, no es de extrañar que, a las puertas de la confirmación, María se sorprenda abrumada por múltiples dudas al respecto de su fe.

La película transcurre en catorce planos fijos de naturaleza casi teatral y estupenda factura técnica. Su frialdad casi aséptica, fomentada por unos paisajes e interiores más bien plomizos, contrasta con la dureza de los acontecimientos narrados. María es víctima del maltrato psicológico y el acoso incesante a los que la somete una familia que lleva la represión por bandera y del machaque constante al que se presta sin vacilación. Se nos hace un nudo en el estómago cada vez que su madre hace acto de presencia, pues eleva la tensión a las cotas más altas y, con ella, el sentimiento de rabia y opresión. No sólo es incapaz de sentir ninguna compasión por su propia hija, sino que tiene una impresionante habilidad para dar la vuelta a la tortilla incluso a los actos más puros y bienintencionados. Su padre, por su parte, es un calzonazos culpable, como mínimo, de un delito de omisión. Únicamente Bernadette (la canguro de la extensa camada), quien practica la fe de forma menos estricta, es un alivio para la muchacha en sus momentos más bajos.

Pero Camino de la cruz no sólo resulta iluminadora en su mensaje global, sino que invita a la reflexión sobre asuntos menores y, en este sentido, es portadora de pequeñas porciones de sabiduría. Por ejemplo, la escena en clase de gimnasia nos hace replantear la opinión tradicionalmente “progre” que aboga por la tolerancia religiosa a cualquier precio. Después de todo, quizás el modelo francés, desfavorable a la utilización de símbolos de índole espiritual en la escuela, no sea tan malo. Camino de la cruz guarda muchas similitudes con el film de Javier Fesser que desató incendiadas polémicas en España allá en 2008. Las coincidencias (empezando por el título) con Camino parten de una lectura sesgada, nociva y rotunda de la Biblia, pero van un paso más allá en la elección de la protagonista. Y es que, ciertamente, solo los adolescentes poseen una energía y una perseverancia que, de ser mal canalizadas, pueden revertir en fatídicas consecuencias.

Valoración: ***/

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

De qué va: María se encuentra atrapada entre dos mundos. En el colegio, esta chica de 14 años, tiene los típicos intereses de una adolescente, pero cuando está en su casa debe seguir los dictados de la Sociedad de San Pío X y su tradicional interpretación del catolicismo. Todo lo que María piensa y hace debe ser examinado ante Dios (www.filmaffinity.com).

Tráiler

Oficial: www.kreuzweg-derfilm.de

Año: 2014

Director: Dietrich Brüggemann

Reparto: Lucie Aron, Anna Brüggemann, Michael Kamp, Moritz Knapp, Birge Schade, Florian Stetter, Sven Taddicken, Lea van Acken, Franziska Weisz, Georg Wesch, Ramin Yazdani, Hanns Zischler.