Kingsman: Servicio secreto

Los modales hacen al hombre

Matthew Vaughn lo ha vuelto a hacer. Kingsman es a las películas de espías lo que Kick Ass fue a las de superhéroes, una vuelta de tuerca a los respectivos géneros en clave humorística y canalla. Los Kingsman son una organización secreta que opera al más alto nivel de discreción. Con sede en el Reino Unido, luchan por los intereses de la humanidad en su conjunto, y actúan de forma autónoma frente a unos gobiernos que han dado la espalda a sus ciudadanos. Con apodos que aluden a los caballeros de las novelas artúricas, ellos son los únicos y verdaderos gentleman. Mientras el excéntrico villano Valentine (Samuel L. Jackson) trama un malvado plan a escala global, ellos lidian con la sucesión en sus filas tras la muerte de uno de sus miembros. La propuesta de Harry (Colin Firth) para arreglar el desaguisado no puede ser más inesperada: Eggsy (Taron Eggerton), un chav sin oficio ni beneficio, debe unirse al distinguido club. El mensaje sugiere, pues, que cada hombre puede labrarse su destino independientemente de su clase social, siempre que su prioridad sean los modales, por supuesto.

Kingsman es tremendamente consciente de sus referentes, que van desde James Bond (el elemento brit, los trajes hechos a medida, los gadgets) a Jack Bauer, lo cual la convierte en una amalgama de guiños pop muy suculenta para el espectador freak. Hace, además, debida justicia a sus orígenes con una estética muy propia del cómic, pues tanto ella como Kick Ass adaptan sendas viñetas. No obstante, ante todo, está prendada de sí misma, y lo hace notar al poner sus intenciones en boca de algunos  de sus personajes de la forma más descarada: “este no es ese tipo de película” afirman al rememorar los clichés de aquellas de su estirpe. De esta manera, el filme subvierte y sorprende, a la vez que reclama sin pudor su lugar en el panteón del género. Y es que, a diferencia de sus reversos seriotes, la cinta de Vaughn parece no tener nada que perder.

Tal es su grado de incorrección política, que no tiene reparo en insinuar que las élites políticas de los países más poderosos del mundo están compinchados con Valentine en la consecución de su proyecto. Kingsman tiene un potencial insurrecto que sacará los colores a más de uno y que podría llegar a levantar ampollas. De igual manera, la violencia es exquisitamente explícita porque, lejos de ser de aquella que duele, es de aquella que divierte por su inverosimilitud. La dirección es estupenda en este aspecto, y coreografía al detalle las acrobacias de Colin Firth (¡qué placer verle de esa guisa!) con la ayuda de algunos efectos digitales. Dichas escenas se acompañan de una música tan macarra, que a uno no le queda otra que venirse arriba y desear con todas sus fuerzas la aniquilación de cualquiera que se cruce en su camino. Visualmente es impactante y envolvente, llegando a su clímax en el estallido de color final del cual, sintiéndolo mucho, no puedo revelar más detalles. Kingsman es una mamarrachada tan desvergonzada y tan loca que entorpece la labor de la crítica, pues exige de ella una placentera suspensión del juicio. Es imposible tomar notas mentales durante su proyección, pues uno, simplemente, lo está pasando demasiado bien.

Valoración: ***/

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

De qué va: Un delincuente adolescente que se mueve por los barrios bajos de Londres verá cómo su vida da un giro de 180 grados gracias a la ayuda de su tío. De criminal pasa, casi inexplicablemente, a encontrarse en la lista de los espías más importantes del país, protegiendo en secreto las calles que antes usaba únicamente en beneficio propio (www.trailersyestrenos.es).

Tráiler: http://www.dailymotion.com/video/x2cweju_kingsman-servicio-secreto-trailer-final-espanol-hd_shortfilms