Halt and Catch Fire (T1)

I wanna build something that people fall in love with

Esta cita de Cameron Howe, en referencia a la máquina que está tratando de construir junto a sus compañeros Joe y Gordon, ha sido repetida hasta la saciedad como declaración de intenciones del trío protagonista de Halt and Catch Fire. Poco se ha hablado, sin embargo, de la aplicación directa que ésta tiene a los creadores de la serie y al producto que finalmente se ha derivado de sus esfuerzos. Y es que, la verdad sea dicha, lo mío con esta serie fue amor a primera vista.

Corren los años 80 y Joe MacMillan, enigmático ejecutivo de mirada profunda y costosos trajes, aterriza no por casualidad en Cardiff Electric, una empresa menor en el sector tecnológico. Su intención no es otra que la de contactar allí con Gordon Clark, un ingeniero de enorme talento que vive sumido en la depresión y la resignación. Joe pondrá patas arriba la casa que lo ha acogido cuando revele su verdadera meta: crear el primer ordenador portátil del mercado. Para ello forzará la contratación de Cameron Howe, una joven e indisciplinada programadora. El incansable Joe, capaz de vender cualquier cosa sin siquiera pestañear, tira de ignominiosos métodos para motivar a ambos. No obstante, el control que ejerce sobre la compañía no será siempre apreciado por la directiva, relegada a una posición secundaria. La cuarta en discordia es Donna, la desatendida esposa de Gordon al que, sin embargo, profesa un sincero y correspondido amor. La crisis de pareja se va cociendo a fuego lento pues, a medida que Gordon va perdiendo la cabeza en su afán por completar el proyecto, Donna deberá asumir un rol que no le corresponde, el de aguafiestas.

Todos ellos arrastran un complejo bagaje emocional que los rinde irreemplazables a nuestros ojos y que condiciona sus acciones presentes, así como dificulta la cooperación entre ellos. Sin embargo, los cuatro están cortados por el mismo patrón: son seres pasionales que, en aras de cumplir su sueño más preciado, no dudan en hipotecar su vida personal y profesional. El emplazamiento de Cardiff Electric en Texas, simbólicamente a la periferia de Sillicon Valley y a la sombra de gigantes como IBM, también es premeditado. El relato rememora así el mito bíblico de David contra Goliat y bebe de las leyendas del Lejano Oeste. Los cuatro jinetes errantes se enfrentan a sus temibles enemigos con la única fuerza del conocimiento y de la fe, de la que sabemos que mueve montañas.

Los debutantes Christopher Cantwell y Christopher C. Rogers realizan una meticulosa labor de investigación en torno a las vicisitudes técnicas de la época. El optimismo y el progreso propios de la década, así como el dinamismo del trabajo siempre al filo de la navaja, convierten a Halt and Cath Fire en una serie gratificante y cautivadora. Además, la idónea banda sonora alterna sonidos del techno psicodélico con pistas de tono más punk. Por aquello de elevar el caché de las series de creadores primerizos, Juan José Campanella pone su distinguida firma a los episodios clave, abonando el terreno para la segunda temporada en el último. En vista de los pobres índices de audiencia y de que a punto estuvo de no ser renovada, sólo me queda hacer un llamamiento: vean Halt and Catch Fire, quiéranla, recomiéndenla… Quién sabe si el futuro nos depara una Mad Men a base de bits.

Valoración: ****

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)