10.000 km

No es menester aquí quedar en evidencia por llegar tarde a los estrenos más destacados del panorama cinematográfico español año tras año. Pero es que, más allá de las candidaturas de autores consagrados y a la comedia familiar de turno, la temporada de premios de 2014 presentó tres propuestas de directores noveles capaces de enmudecer las cansinas voces (entre ellas las de algún que otro ministro) que claman a los cuatro vientos los supuestos defectos del cine patrio. Me refiero a La herida (demoledor retrato de la enfermedad mental), Stockholm (no hay suficientes halagos para ella) y 10.000 km. La conmoción que ha causado en mí ésta última me ha animado a compartir mis impresiones acerca de ella a pesar de haberla tenido tanto tiempo en la recámara, a la espera del momento adecuado. Como habrán oído ya, 10.000 km es la distancia que separa a Álex y Sergi, pareja consolidada y juiciosa que, sin embargo, recibe un duro golpe en forma de oferta laboral para ella en Estados Unidos. Se percibe aquí una ligera crítica a una sociedad en crisis que fuerza a sus jóvenes (y a los que no lo son tanto) a emigrar para ver satisfechas sus aspiraciones.

Ellos encaran el reto con energía: se quieren y son resistentes, ¿qué más pueden necesitar? Además, cuentan con el apoyo de unas nuevas tecnologías con las que nuestra generación está marcadamente familiarizada, lo cual favorece la identificación con los protagonistas. Por la pantalla desfilan la videollamada, la mensajería instantánea, Facebook, YouTube, el correo electrónico, Google Maps, Google Street View e incluso PhotoShop como herramientas para la comunicación de la pareja y de uso diario en el trabajo o en su tiempo libre. Cuesta poco ponerse en su lugar y advertir con ellos como éstas pueden salvar distancias en algunas ocasiones y pronunciarlas en otras. Nada puede sustituir el contacto físico, y Álex y Sergi se echan de menos desconsoladamente. Asistimos a la paulatina degradación de su relación, siendo conscientes de una insoportable verdad: nadie es culpable de ello. Simplemente la vida es muy puta, y a veces nos lleva por caminos opuestos. Qué fácil habría sido meter a una tercera persona de por medio (como sucede a tantos Erasmus alrededor del mundo), pero el desamor duele más desde la fidelidad y el respeto mutuo.

Sin reproches, sin rencores, tan solo real como la vida misma. Así es 10.000 km y por ello merece el reconocimiento que se le ha dado. También por mantener la atención del espectador con unos pocos escenarios y con dos actores cuya compenetración es excepcional. A ella la conocí en Juego de tronos (me la perdí en Harry Potter) y desde ese mismo instante la adoré sin saber por qué. A él en el programa de humor y sátira futbolística Crackòvia, sin saber que su vis cómica podía transformarse tan fácilmente en una interpretación dramática tan matizada. Ambos están que se salen en ese último polvo del que se desprende el sufrimiento acumulado. La banda sonora también establece el tono emocional de los protagonistas (siempre melancólico) e incluso de la ciudad de Barcelona (donde reside Sergi) cuando suena El dolor de la bellesa, a cargo de Roger Mas y la Cobla Sant Jordi. Su mestizaje, sus apartamentos de vieja construcción y estrechos balcones y su impresionante valor cultural y artístico concentrados en una imagen y unas pocas notas musicales.

Valoración: ****

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

De qué va: Álex y Sergi, una sólida pareja de amigos y amantes acarician la idea de tener un hijo juntos cuando a Álex le ofrecen una residencia artística de un año en Los Ángeles. Un año de relación a distancia, dos ordenadores y dos ciudades, Barcelona y Los Ángeles. ¿Puede el amor sobrevivir a 10.000 km de distancia? (www.trailersyestrenos.es).

Tráiler

Oficial: www.10000km-movie.com

Año: 2014

Director: Carlos Marques-Marcet

Reparto: Natalia Tena y David Verdaguer.