Cenicienta

Disney necesita mantener a flote su imperecedero imperio. Eso implica adquirir relevantes productoras con las que conformar un conglomerado multimillonario, preservar y renovar su cantera en cuanto a la animación de toda la vida y, por último, versionar sus cuentos clásicos en personajes de carne y hueso. Y quién mejor para ocuparse de Cenicienta que Kenneth Branagh, al cual no se le da nada mal eso de las adaptaciones ya sea de obras teatrales, cómics, novelas u otras películas. Los detractores a ultranza de los spoilers no me podrán negar que, en este caso, el conocer de antemano el argumento del film (pues forma parte del imaginario popular) no nos impide disfrutar de su desarrollo. La gracia está en ver cómo se las apaña el director británico para trasladar un mundo mágico a la realidad, así como en la inyección de vida que dan los actores a los respectivos iconos de la animación.

Qué les puedo contar yo que no sepan ya sobre Cenicienta. Esta muchacha plebeya es tan inocente y desvalida como una gacela a punto de ser devorada por un león. Amante de la naturaleza y los animales, su situación se agrava cuando su padre fallece y ella queda a cargo de su despiadada madrastra, cuya vileza no conoce límites. Con una sonrisa siempre en los labios y una palabra amable para todo el mundo, Ella acaba hincando la rodilla ante la estirada mujer. Como era de esperar, Cate Blanchett se come con patatas al resto del cast en su interpretación de una señora que, al contrario que sus repelentes y descerebradas hijas, no tiene un pelo de tonta. El papel le va como anillo al dedo a la veterana actriz, que parece pasarlo de lo lindo sin hacer apenas esfuerzo. El personaje de Lily James, en cambio, es tan comedido que la joven poco puede lucirse. El apuesto y encantador príncipe (me quedo corta tratándose de Richard Madden), por su parte, anda toda la película ensimismado por la belleza y candor de la dulce campesina que lo ha eclipsado.

Así pues, conviene dejar de lado el mensaje retrógrado del film original si no queremos terminar sufriendo un ataque de nervios. Según éste, la abnegación, la paciencia y la piedad obtienen siempre su recompensa y, cualesquiera que sean los orígenes de una, la felicidad llegará en forma de matrimonio si sigue esta doctrina. Aunque sus responsables podrían haber acomodado algo más la historia a los tiempos modernos, no existe nada más que reprocharle a esta adaptación extraordinariamente fiel. El desafortunado tráiler destripaba algunas de las sorpresas que nos podían aguardar respecto al suntuoso, recargado y pomposo estilo de los decorados y el vestuario. La cuenta atrás hacia las doce también se lleva a cabo con maestría y frenesí. Al fin y al cabo, no nos queda otra que dejarnos arrastrar por ese mundo de fantasía, ilusión y fuegos artificiales.

Valoración: **/

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)