Big Eyes

Big Eyes no es el film que cabría esperar cuando uno oye que ha sido dirigido por Tim Burton. No porque el resultado sea insatisfactorio (ni mucho menos), sino porque en él no se aprecian con demasiada evidencia los temas y estilo propios. Relativamente desconocida fuera del ámbito anglosajón, Margaret Keane es autora de multitud de cuadros característicos por representar a afligidos niños de grandes ojos. La mayoría de ellos fueron dibujados en la década de los 60, época en la que la artista hizo de oro a su avispado segundo marido, un embaucador de tomo y lomo con ínfulas de artista que no tuvo reparo alguno en apropiarse de su obra. Lo que empieza como un inocente malentendido, deriva en una estafa a gran escala y en un caso grave de violencia de género. Walter Keane recluye a su esposa en una habitación, aislada de sus familiares y amigos, y aprovecha la mínima ocasión para presionarla, amenazarla o desacreditarla. En el punto álgido de su locura, la situación cobra tintes incluso más dramáticos, lo cual propicia la huida definitiva de Margaret, que no su completa emancipación.

Cabe recordar que eran tiempos en los que bastantes mujeres artistas (literatas sobre todo) creaban bajo un seudónimo para asegurar la supervivencia de su obra. En este sentido, el film hace muy bien en retratar el poder de la imagen pública, y quien mejor para vender cuadros que un comercial de poca monta, amante de las mentiras y de su propia sonrisa impostada. En torno al excéntrico carácter del señor Keane (y a cierta sobre actuación de Christoph Waltz como viene siendo habitual) se genera sentido del humor, y sino vean la escena del juicio, donde es letrado y testigo simultáneamente. Otro aspecto que la película acierta a recrear es la oposición existente en el momento (y aún hoy en día según se mire) entre el arte elitista y el arte popular. El kitsch como producto de consumo masivo para desgracia de unos pocos críticos y periodistas de gusto y valores tradicionales, en una época en que ambas profesiones conservaban intacto su prestigio.

La cinta está inmersa en un halo de luminosidad, en correspondencia con el momento histórico (el vestuario y el mobiliario se construían en base a tonos pasteles) pero también con la obra pictórica de Margaret, llegando a su apogeo máximo en las coloridas escenas que tienen lugar en Hawái. Así, parece que el propio film se funda con ésta, lo cual se manifiesta también cuando la protagonista cree ser observada por personajes de grandes ojos allá donde vaya, Burton en estado puro. Por último, resaltar que Amy Adams dota a todos los personajes que encarna de un aura de dulzura, encanto y naturalidad genuinos, y la talentosa pintora por la que el director de Eduardo Manostijeras siente fascinación está lejos de ser una excepción.

Valoración: ***

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena)**** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

De qué va: Basada en la historia real de Walter Keane, uno de los pintores más exitosos de los años 50 y principios de los 60. El artista alcanzó una notoriedad asombrosa al revolucionar la comercialización y accesibilidad del arte popular con sus enigmáticas pinturas de niños abandonados con grandes ojos. Sin embargo, la verdad terminaría saliendo a la luz: la obra de Keane no fue creada por él, sino por su esposa, Margaret. Al parecer, los Keane vivieron una mentira que fue creciendo hasta alcanzar proporciones gigantescas. Big Eyes se centra en el despertar de Margaret como artista, en el fenomenal éxito de sus pinturas y la tumultuosa relación que mantuvo con su marido, catapultado a la fama mundial mientras se llevaba todo el crédito por el trabajo de Margaret (www.trailersyestrenos.es).

Tráiler