Better Call Saul (T1)

Sobre esta piedra levantaré mi iglesia

¿Quién no amaba a Saul Goodman? A pesar de ser un personaje secundario, fue uno de los pilares sobre los que se edificó Breaking Bad, personificando todos los defectos de la sociedad en decadencia que Vince Gilligan trataba de criticar. Le perdían la avaricia, la cobardía y la falta de escrúpulos, y aún así resultaba divertido al máximo y conservaba ese resquicio de humanidad del que carecía Heinsenberg. Su presencia alumbraba la serie y la elevaba a otro nivel. Así pues, ¿por qué no dedicarle un spin-off? Es de sobras sabida la dificultad de desarrollar una historia que comparta universo narrativo con otra y que, a su vez, aporte un punto de vista completamente distinto. Better Call Saul sale bien parada del intento, pues nadie podría negar la autoría de Gilligan y Gould, que congregan al equipo de la serie madre casi al completo, ciñéndose a las reglas y al estilo que la dio a conocer. Esa atención al más mínimo detalle tan solo puede provenir de la mano maestra del primero: los títulos de crédito varían en cada episodio, los planos, contraplanos y movimientos de cámara son los más arriesgados de la televisión, y la secuencia que abre el piloto es para mear y no echar gota. No se abusa de la conexión con la serie protagonizada por Bryan Cranston, pero sí que se la alude a través de esas vastas extensiones de desierto o de las bandas de delincuentes que han establecido en Albuquerque su centro de operaciones.

Pero volviendo al argumento, ¿de qué va Better Call Saul? Cuenta la historia del célebre abogado desde sus inicios, cuando respondía al nombre de Jimmy McGill. La serie pretende mostrar el proceso según el cual éste abraza la senda criminal, no sin antes dedicar largo tiempo a hacer el bien a su propia manera. Jimmy se involucra con los maleantes casi por accidente y, por el momento, estos escarceos no pasan de simples anécdotas. El protagonista es un superviviente nato y, haciendo honor al sentido del humor más extremo y absurdo del que ya era paladín en Breaking Bad, se escabulle de las situaciones más rocambolescas gracias a su elocuencia. Sin embargo, no deja de resultar patético, pues toda su vida es un despropósito en aumento. Él hace las veces de abogado, investigador y secretaria para su (inexistente) bufete y habitualmente se mete en la boca del lobo sin saberlo. Se le va la pinza por pura desesperación pero luego, abrumado por los sentimientos de culpa, intenta salvar la situación de manera que suele acabar por complicarla más.

Better Call Saul combina una trama judicial (los casos de los que se hace cargo el protagonista), con la criminal (sus primeros contactos con Mike y Nacho) y con la familiar. Ésta última es de suprema importancia, pues sienta las bases para el desarrollo de su personalidad al ser rechazado por la firma que lo ha visto crecer como profesional, de la que su hermano es socio fundador. Una especie de Wolfram & Hart de Nuevo México, unos elitistas y señores del mal (vale, ahí he exagerado) que, como todos en la serie, también son objeto de burla. Jimmy encadena decepciones y ser el único en creer en sí mismo dificulta bastante el tomar el buen camino. A veces, uno se cansa de esperar y los éxitos, simplemente, llegan demasiado tarde. En cambio, cuenta con el apoyo de su amiga Kim, una relación entrañable exenta de la sexualización a la que tan acostumbrados nos tiene la televisión. Están unidos por una complicidad forjada a lo largo de los años que, sin embargo, no incluye ningún tipo de tensión sexual.

Como su predecesora, Better Call Saul exige una implicación por parte del espectador que no siempre gusta de probar. Al fin y al cabo, Gilligan ha estado siempre recorriendo el mismo camino, el del fracaso del sueño americano. En Breaking Bad mostraba una sociedad consumida por la droga y la miseria, mientras que en la presente se centra únicamente en el individuo y su destrucción moral. El positivismo que vende Estados Unidos es una pantomima y la decencia no conduce a ningún lado, pues para triunfar hay que ser un trepa. Las segundas oportunidades no existen y aquellos que han errado están condenados al ostracismo. Es encomiable la fuerza de voluntad con la Jimmy se resiste a esta idea, aunque a veces caiga del otro lado por puro desánimo. Un mensaje desgarrador transmitido a través de la figura perfecta (pues es trágica y cómica a la vez) y recibido alto y claro gracias una interpretación de Bob Odenkirk digna de Globo de Oro.

Valoración: ***/

Puntuación: * (mala) ** (regular) *** (buena) **** (muy buena) / (media estrella)

Ficha

Año: 2015

Cadena: AMC

Creador: Vince Gilligan

De qué va: Precuela de Breaking Bad, centrada en el personaje del abogado Saul Goodman, seis años antes de conocer a Walter White. La serie cuenta cómo un picapleitos de poca monta llamado Jimmy McGill, con problemas para llegar a fin de mes, se convierte en el abogado criminalista Saul Goodman (www.filmaffinity.com).

Tráiler

Tema principal: “Better Call Saul Intro Theme” de Dave Porter (www.youtube.com/watch?v=R3M6lbs46yM)

Reparto: Bob Odenkirk, Michael McKean, Jonathan Banks, Rhea Seehorn, Patrick Fabian, Michael Mando, Gene N. Chavez, Julie Ann Emery, Kerry Condon, Raymond Cruz, Jeremy Shamos.

Oficial: www.amc.com/shows/better-call-saul – http://www.plus.es/ficha/better-call-saul-t1 (en España)